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viernes, 23 de abril de 2010

Cuarto día de feria, 2010

Hoy cuarto día de feria, desde ayer se han mojado varias veces los farolillos, los toldos y el albero  de las calles, pero eso no es raro en la feria sevillana, con razón dice el refrán que "En abril aguas mil"
No hay año que no llueva, si no es al principio es al final. El martes fue un día esplendido, un verdadero día de feria, como le corresponde a Sevilla, pero no siempre es así, hoy ha salido el sol con algunas nubes de acompañamiento, pero se ve que les dio pena estropear la fiesta y solo se asomaron sin dejar caer su húmeda carga. Esta fotografía la tomé el martes a las dos del mediodía, me extrañó ver tan poca gente, hace años a esta hora el recinto ferial estaba lleno, con los coches de caballos y los caballistas con sus guapas muchachas a la grupa de sus caballos y  sus bonitos trajes de volantes llenos de colores.

Todo cambia, ahora la feria empieza a llenarse a partir de las tres de la tarde, ¡con lo bonita que es por la mañana en un día de sol! Cuando yo era pequeña, a las once de la mañana ya íbamos para la feria, yo vivía en un pueblo, pero mi tía Mela, una mujer buena, muy cariñosa y alegre, así la veía yo por que así era para mi, me invitaba todos los años a venir a la Semana Santa y la feria, tenia seis hijos y conmigo siete, se levantaba al amanecer para meterse en la cocina a preparar las tortillas de patatas y los filetes empanados, que en una gran bolsa se llevaba a la caseta del Mercantil, una de las más grandes del ferial, al menos eso me parecía a mi cuando era pequeña.
 Siempre recordaré las palabras que decía  hablando de mi a otras personas "Esta niña no habla por no molestar" ( Es que yo era muy callada) Nunca olvidare aquellos días en su casa con mis primos.
La caseta tenia una orquesta que tocaba música por sevillanas, mis primas no paraban de bailar y yo lo hacia menos por que me daba vergüenza por mi timidez, y por que no sabia bailar, lo poco que sabia me lo enseñó mi prima Mari.
Parece mentira como se recuerdan las cosas de la niñez con tanta nitidez, como recuerdo el sabor de aquellas tortillas metidas en una viena de pan y aquellos filetes empanados que mi tía hacia con tanto cariño. No he comidos otros mejores que aquellos.
¡Que manjar tan exquisito para unos niños, cansados de jugar, correr y bailar!
    A la una y media o dos del mediodía, ya estábamos alrededor de mi tía pidiendo la comida, la bebida era agua, algunas veces nos invitaba a un refresco, pero como hoy, comer en la feria era caro, y satisfacer siete estómagos de niños en pleno crecimiento más dos de mayores, no se podía hacer en la barra del bar de la caseta.
¡Parece que fue ayer pero hace más de cincuenta años! Estos primos son los que más he tratado y a los que más quiero, mi prima Mari es de mi edad y su hermano Mariano, un poco más joven, son con los que he congeniado más debido a sus caracteres abiertos y cariñosos.
La vida nos separo pero los sentimientos que nacen de niños, se quedan en el corazón.

2 comentarios:

  1. hola, es tarde para el comentario pero me gusta como has contado esa historia tuya, porque es lo que yo hago muchas veces con mis hijos, parques de atracciones, playas , o la feria siempre llevo yo la comida o el bocadillo, asi nos ahorramos que no esta la vida para tanto materialismo, yo espero que mis hijos al igual que tu recuerden eso con nitidez y cariño, gracias por el comentario en mi blog, y por cierto tienes unas pinturas muy bonitas.

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  2. Gracias Esmeralda, perdona que te conteste tan tarde.
    Los recuerdos de cuando somos niños se conservan con mucho cariño.

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