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viernes, 27 de agosto de 2010

Los Caños de Meca 2

    Estos son los caracoles ermitaños y los gusanos de mar y unas vistas de la playa de Los Caños de Meca, la otra parte, donde está el faro de Trafalgar, la playa es más grande pero también tiene muchas rocas. En mi paseo, la marea estaba baja y los pies se hundían en la arena y costaba mucho trabajo andar por ella. Desde el lugar por donde yo bajaba a la playa hasta el faro hay dos kilómetros y medio, quise subir un montículo que había hasta el y ver la otra parte que daba al mar, pero me esperaba la vuelta y no quise abusar de mis fuerzas. Me perdí unas fotos muy bonitas que se hacen al otro lado, mi hijo se fue al amanecer he hizo unas fotografías preciosas del faro y la salida del sol.
Los amaneceres, tan bonitos como las puestas de sol.
     

jueves, 26 de agosto de 2010

Los Caños de Meca

     He pasado unos días en la playa, en Los Caños de Meca, Barbate, (Cádiz). 
Estas fotos son de allí, ya hacia unos años que no iba, al menos en agosto.
Recordaba esta playa con mucha menos gente, más tranquila, más natural, sin sombrillas ni butacas, quizás fue en el mes de septiembre y en los últimos días de este cuando estuve la última vez antes de esta.
Esta parte de la playa está rodeada de un acantilado. La tarde antes estuve dando un paseo por la parte alta y haciendo fotos del mar y los pinares, una zona muy bonita, pues tiene para hacer senderismo. 
Desde arriba se ven las pequeñas calas que suelen usar los nudistas, ya que la que estaba dedicada a ellos hace años, es dominio de todos, los que usan traje de baño y los que no llevan nada. Ya no nos asustamos de la desnudes. Viendo tantos cuerpos desnudos, aunque una es discreta y no se queda mirando, me viene al pensamiento aquel refrán o dicho que se decía cuando yo era jovencita y alguna chica enseñaba algo más de la cuenta de alguna parte de su cuerpo: " Lo que se van a comer los gusanos que lo vean los cristianos"  
A media mañana me fui a dar un paseo hasta esta parte del acantilado donde todo eran rocas, subí y baje por ellas como una cabra, pero sin la agilidad de ellas, hasta el punto de que me vi en peligro de dar un resbalón y caer entre las rocas, así que usando la cabeza me dije: "Vuélvete ya si no quieres salir de aquí con un hueso roto". Volví a donde deje a mi compañero de paseo recogiendo barro gris, que dicen por allí que es bueno para la piel. Nos pintamos la cara con el y lo que pudimos del cuerpo y nos fuimos de vuelta hechos dos fantoches irreconocibles. Antes de terminar el paseo, nos metimos en el mar para quitarnos el barro y refrescarnos del calor de la caminata. El agua estaba fresca y cristalina. 
Una mañana distraída, donde vi por primera vez unos gusanos de mar, no sabia lo que eran aquellos bichos que estaban en un charco de agua junto a unas rocas y le pregunte a una persona que estaba cerca, ella me dijo como le llamaban y que los había puestos allí para que no se murieran ya que los había encontrado en la arena.
Una buena ecologista. También vi unos caracoles llamados ermitaños, los conocía sin sus habitantes, pero aquellos estaban habitados, los volví a dejar en su sitio, en una roca llena de plantas marinas.
Una mañana de las que a mi me gustan, andar por la playa y curiosear entre sus rocas buscando una fotografía que diga algo.