Estos versos son muy antiguos, en realidad son letras de fandangos, sevillanas y otros cantes flamencos recopiladas por mi madre cuando tenia quince años, allá por el 1930.
Las fotografías son de los patios de Córdoba del año 2005.
Pajarito, jilguero,
no cantes tanto,
no sea que la risa,
se vuelva llanto.
La palabra que me distes
a la orilla de la fuente,
como fue junto al agua
se la llevo la corriente.
Maldito sean los hombres
y el demonio se los lleve,
en sacando a mi padre
que es el que bien me quiere.
Yo me enamoré de noche
y la luna me engañó,
otra vez que me enamoré
será de día y con sol.
A mi madre le gustaban mucho estas flores, las tenias de todos los colores, nosotros las conocíamos por el nombre de Malva Chinesca.
