Cuantas cosas rompemos cada día que no son hojas, estas estarán muertas pero la primavera volverá a dar vida a otras que las sustituirán sin grietas ni cicatrices.
No pasa así con los sentimientos, con las relaciones, la convivencia, el amor, la amistad, el matrimonio...
Una vez roto, dañado... que difícil es, por no decir imposible, recuperar lo perdido, que corazón más grande hay que tener para perdonar los agravios infringidos durante años. Cuantos cambios se han de producir en la persona que agravia, no es suficiente con pedir perdón, hay que hacer por merecerlo.