Deja que grite tu corazón.
Deja que la nieve lo cubra.
Que nadie oiga los gritos de tu amargura.
Los ojos en la cruz, en el cristo que en ella cuelga.
Pide y pide, ruega y reza... pero la fe no llega.
Cuando mi cuerpo quiera ir, no lo llevéis al hospital,
dejarlo en casa para que siga siendo persona,
no un numero de cama en una habitación inhóspita