El domingo día seis, día de sol y luz , día inmejorable para un mes de febrero, me fui al parque de MªLuisa a dar un paseo que era lo que apetecía después de este invierno frío y lluvioso.
Me encontré con unos jardines con los árboles aún desnudos y sin flores por ningún sitio, estaba algo triste sin su colorido de la primavera.
Hasta los naranjos se estaban quedando si el color de su fruto, solo se veía el verde de las plantas de hoja perenne y el marrón de los troncos de los árboles de hoja caduca.
Ese día estaban recogiendo las naranjas que son amargas y que son las que se usan para la mermelada de este fruto y que a mi me encanta.
Hace unos días al volver a casa, me encontré con los operarios recogiendo en una calle las naranjas y les pedí si me podían dar algunas, el buen hombre me advirtió que no eran para comer, y le conteste que las quería para hacer mermelada no para comerlas, pues sabía que eran amargas. Los hombres, muy amablemente, dijeron que me llevara las que quisiera y así lo hice, tome unas ocho o diez y he hecho dos botes sin conservantes ni colorantes, una mermelada con solo azúcar que está rica.
Al entrar en el parque y ver estas sacas tan llenas de naranjas, no me resistí a hacerles estas fotografías.
